Puñaladas.

jueves, 16 de agosto de 2012


Tumbada sobre la tierra boca arriba, puñaladas en el centro de mi espalda, mucha sangre. Otra herida grande en el brazo. Se escuchan ruidos, pasos, está todo oscuro y solo me muevo un poco para intentar reconocer la gente de los coches, aprovechando su escasa luz y así apuntar matrículas, buscar un culpable de lo sucedido... Para mi sorpresa, levanto mi pesado cuerpo y en ese instante soy consciente del dolor, de la cantidad de sangre que me baña... Corro hacia la puerta de mi casa, ¡a pocos metros! Pero ella me ve, se baja del coche y ¡me persigue! En lo que abro la puerta me alcanza al bajar las escaleras, grito a mi familia pero nadie puede ayudarme... ¿Dónde están? Si antes estábamos en la fiesta y volvían a casa... Me alcanzó, el dedo me lo ha reventado, sale sangre, la tiro al piso y consigo escapar por la puerta delantera, me duelen los tobillos... ¿Qué me ha hecho? ¿Cuándo? ¿Por qué? Bueno... ¿Qué más da? Ahora lo importante es huir... Toco en la casa de al lado, que vive parte de mi familia, abren, entro y cerramos todo... Puerta, ventanas, cortinas... Les cuento lo poco que sé y me intentan ayudar lavando mis heridas y apoyándome con sus palabras. Aparece mi padre que se siente orgulloso por haber ganado la carrera dedicada a mi, lo felicito y me pregunto a qué se debe todo esto... ¿Estoy muerta...? Me muevo mucho de un lado a otro de la cama, despierto... Me duele a morir la espalda, el brazo, el dedo, los tobillos. ¿Qué ha pasado? Miro a mi alrededor, todo oscuro, tumbada boca arriba como al principio... ¡No! ¡Otra vez no por favor! Tranquila, ha sido un sueño, me digo a mi misma...

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