Voces.

jueves, 30 de enero de 2014

Para ellos es un día normal de clase, yo acabo de integrarme, pues me he mudado con mi familia y todo es nuevo para mí... Compañeros, escuela, profesores, todo... En unas horas saldremos a pasear por el campo. La profesora me ha dicho que dirija yo el grupo ya que conozco la zona mejor que nadie, porque cerca tengo mi casa de vacaciones, en la que ahora vivo.
Comienza la excursión. Hay dos caminos, el que la profesora sugiere y el que digo yo. La diferencia es que mi propuesta sería mejor para recorrer en más tiempo que un día, ya que podría cogernos la noche en algún sendero. Aun así, muestro a mis compañeros, con mucho entusiasmo, cada mínimo detalle de la zona, es todo precioso, les encanta.
Estamos cerca del cementerio, hay un gran descampado justo al lado, me persigue una voz que intento ignorar... Me dice que no me dejará sola, que vaya donde vaya estará conmigo, haya sol, este nublado, me esconda tras las sombras, sea donde sea, ahí estará... Me dice que no podré huir. No entiendo nada, ¿de dónde viene esa voz? ¿Por qué dice todo eso? ¿Qué hice? No puedo disimular más, corro en medio de la nada sin saber mi destino, simplemente quiero quitar esa voz de mi cabeza. No para de repetir una y otra vez: "Te quiero, te quiero, te quiero, te quiero..." Ya estoy lejos de mis compañeros y esa voz continúa mortificándome, hasta tal punto que repito sus palabras al mismo tiempo... "Te quiero, te quiero, te quiero, te quiero..." busco escondite sin dar resultado, no hay manera de librarme y no sé por qué no puedo dejar de repetir estas dos palabras que están rondando mi mente. "¡¡¡Déjame en paz!!!" Le grito... "No te dejaré sola, te quiero... te quiero... te quiero... te quiero...". Me despierto diciendo estas palabras con una leve voz que se reproduce desde mi garganta, me siento en la cama, hace mucho calor, se ven luces tras la ventana mas no es la luz del día, no ha amanecido...

1 comentarios:

Anónimo dijo...

...era el reflejo de la cálida luz de tus ojos de miel, que hacen que una pesadilla tenga un pequeño resquicio de dulzura final.

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